martes, 3 de abril de 2007

La montaña




Es un pueblo viejo, interior. De esos que parecen estar hechos de tierra y polvo. Donde todo se ve seco y quebradizo. Donde el sol cae implacable sobre las piedras y abraza todo con un calor infernal. Donde los caminos son de tierra y levantan nubes color café que se cuelan en los pulmones. Camino y siento cada paso. No hay nadie, es un pueblo fantasma. Nadie estaría afuera con este calor. Solo me acompaña el incesante y repetitivo ruido de un grillo que no sé de dónde viene. Me detengo al verle. Un hombre sentado afuera de la puerta de su casa, a un lado del camino. Está sentado en su silla de ruedas. Es un anciano. Tiene la mirada perdida en las montañas. No se mueve, pero sus ojos están vivos. Más vivos de lo que yo, de pie podría estar jamás. No dice nada, sin embargo me llama. Me paro en frente de él, desafiante. Su cara arrugada, marcada como a fuego por el tiempo y el sol. Simplemente está sentado allí. Su pelo blanco como la cal e igual de seco. Inmóvil como una roca. Viste ropas viejas y gastadas y sus manos nudosas muestran que trabajó por su vida, y entregó sangre y sudor por alguien más. Quieto, mirando a la distancia. Sus ojos negros, hundidos en sus cuencas, me revelan una profundidad que casi me hace retroceder, un pasado de eones. Me quedo ahí, firme. Tiene las botas increíblemente gastadas y sucias, para un hombre que parece haber estado sentado por siglos, milenios. Piensa algo, estoy seguro, pero se mantiene como una estatua. Espera que yo hable.
-¿Qué esperas anciano?- digo al fin, sin darme casi cuenta de lo que digo, como si fuera un espasmo.
-Espero a que esa montaña venga a mí.- dice con una voz seca y rasposa como el suelo. Casi puedo sentir como el metal de su silla hierve al reflejo del sol.
Por primera vez me mira a los ojos. Me atraviesa con su mirada eterna y me hace retroceder.
-¿Por qué esperas? ¿Qué tiene esa pequeña montaña para ti que llevas eras esperando?- le digo, apuntando despreciativamente a la montaña detrás de mí, casi molesto, indignado por una desconocida reacción en mi interior.
-No es esa montaña la que quiero alcanzar. Es esa montaña que se forma más allá de las nubes, allá donde se guarda el sol al anochecer, y de donde sale la luna con su manto de estrellas. Donde empieza y termina todo, el tiempo, los colores, los sonidos, el frío y el calor, la luz y la oscuridad. Donde nacen los sentidos y donde muere la razón.- me responde el viejo, sin inmutarse, mirándome, atravesándome la cabeza con sus ojos vacíos. Siento que a través de ellos puedo ver el color del tiempo. Siento su cansancio y me aterra su voz muerta. Vuelve a mirar hacia la montaña.
-¿Por qué quieres alcanzar esa montaña?- le pregunto con timidez de niño ahora, intimidado ante sus palabras.
-Tengo que ir. Hace ya demasiado que espero. Mis piernas no me obedecen ya.- dice tristemente. Por primera vez veo una emoción en sus ojos. Me conmueve. Ya no es el templo ciclópeo que encontré en un principio. Ahora es sólo un anciano cansado y triste. Gastado y gris. Seco y quebradizo como el paisaje que lo rodea. Frágil.
-Te prestaré mis piernas, anciano, para que encuentres tu montaña.- digo inconciente.- Puedes alcanzar ese lugar.
Él cierra los ojos y me mira de nuevo. Llora, y casi quebrándosele el rostro me sonríe dulcemente. Hace mucho tiempo que no sonreía. Parece un niño. Y yo un anciano en frente de él, mientras se aleja caminando hacia esa alejada montaña más allá de las nubes.
Sentado donde estoy, el sol y la luna desfilan sin cesar delante de mis ojos. No hay nadie a mi alrededor. Estoy cansado, muy cansado, pero no puedo dormir. Siento el polvo colarse bajo mi piel. La silla esta caliente, su metal se funde conmigo. Me siento seco y vacío. Estoy solo. El sol, la luna, las estrellas. Otoño, invierno, primavera, verano. Todo gira a mi alrededor y el tiempo me consume pero no me deja. Me vuelvo hacia adentro. Ya no hablo. Mis ojos se ponen negros y vacíos. Mis manos nudosas. Siento el sol en mis venas. Es un día caluroso. Miro hacia el horizonte…. Hacia la montaña. Un joven se detiene delante de mi, desafiante. Y me grita algo que me suena conocido, pero estoy muy viejo para acordarme de ciertas cosas perdidas hace ya tanto… y le respondo como por inercia, con una voz que desconozco:
-Espero a que esa montaña venga a mí…

10 comentarios:

Javier Neira dijo...

damn enrique, buen texto... me gusta la manera de escribir ficción que tienes, la manera de relatar la historia, siempre al final de la lectura quedo medio perplejo y con sentimientos encontrados, tus personajes son raros, pero en mi humilde opinión, hace que la lectura sea muy rica.

sigue así hombre... ah! y la cagó the spinto band, muy buen disco...saludos

dani dijo...

uuuh, me gustó la historia que le diste al señor ahí. es increíble como a veces la juventud, la fuerza, la vida, se aviejenta, y necesitamos un pequeño remezón que nos haga recordar que somos la energía. que estamos despiertos en esta vida, que podemos buscar la montaña y no sólo añorarla.

yo cacho que eso es lo que nos hace inválidos como en el cuento- cuando nos sentimos incapaces de llegar hasta nuestros sueños

Jaci dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Radio Tape dijo...

saludos Kike!
un gusto encontrar otro Radioheadno dando vueltas por la Ponti!

increible...
ya, nos vemos en la U

Saludos!

PD: Buenos dibujos.

Pablo Arias dijo...

Que weno el relato viejo, conmovedor, te deja relfexionando. No sé, te deja pensando en la edad, los círculos viciosos, el paso del tiempo.
Loco.
Sigue así Shaaaagy, dibujas bkn tmb x lo que veo.
¡HASTA LA PRÓXIMA!

eltomas dijo...

Muuuu weno wn!
increìble... me recuerda el cuento que me leí... Axolotl, lo cachay?
weno es algo similar, aunque tu historia es haaarto mejor que esa wea fome...jajaja!
Me sentì identificado con el cuento, me sentí el niño y después el anciano... hoy es igual, me sientoa veces el niño y a veces el anciano...
saludoss! de Temucken

fluorescente primavera azul dijo...

me gustò.
no sè.
deja como esa sensaciòn extraña en el paladar.
saludos chico blur !

jonás dijo...

buena buena buena
me gustó, especialmente la parte donde describe esa montaña
saludos

Morita =) dijo...

Esta buenisimoo.. me gusta como escribes y como mezclas las realidades... me gusta me gusta..

y asi se nos pasa la vida.. ciclicamente...

espero seguir leyendote ;)

te linkearé =)

xau compañero de u y ex primo.. nos vemos x ahi ;)

Unknown dijo...

aaa..eri secoo!! Es quee..te admiro!
Tienes una manera de expresar las cosas, sentimientos, demostrar situaciones envidiable!
Tienes razón! Dos meses que estás en Santiago y todavía no podemos vernos! Pero es por algo..el día que nos veamos va a ser bkn!

Un besoo! sigue asi! =)
La pinguinita