Vivo en una casa de fantasmas. No los veo, ni ellos a mi. No los escucho y seguro que ellos no me oyen. Pero sé que están allí. No oigo sus pasos, pero sé que rondan. Sentado frente a mi escritorio, y los siento pasar. Creo que juegan. Parecen divertirse. Siento sus risas. Sus mudos ecos. Escribo algo para saber si me hablan. Pero de donde, son ellos no leerían las cosas que escribo. Tienen sus tradiciones, sus costumbres, lo sé. Hablan sólo entre sí. Se dicen secretos que yo meramente sospecho. Dicen que no soy bienvenido. Que estas cuatro paredes son suyas y sólo suyas. Corren de un lado a otro y se encierran en sus piezas a recitarse unos a otros oraciones olvidadas hace ya mucho. Cierran puertas, abren ventanas. No me quieren aquí. Soy un intruso. Ellos ya tuvieron su vida y ahora tienen algo más que no quieren dejar ir. Dicen cosas horribles en su silencio. Dicen que me harán huir. Que sin hablarme me harán gritarán. Que sin tocarme me echarán de aquí... No les temo, son sólo fantasmas... Sólo excusas y recuerdos de una vida que ya fue... Nunca sabemos apreciar el aquí y el ahora...
domingo, 1 de julio de 2007
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